domingo, 6 de septiembre de 2015

MATICES



MATIZ


MATIZ 01
Tengo un grave dilema: quiero a Europa pero no quiero esta Europa.

MATIZ 02
Lo que sigue es el camino. La vida o permanece eterna en el horizonte o pasa contraria al sentido de nuestro viaje. 

MATIZ 03
Una cosa es la memoria y otra muy diferente es el recuerdo: la memoria puede perderse por accidente, enfermedad o deseo político. El recuerdo, aún cuando no lo deseemos, aún cuando lo arrojemos a hogueras o pretendamos evitarlo, aún cuando no existamos… permanece.

MATIZ 04
Es necesario diferenciar lo legal de lo justo. El comportamiento legal obedece a lo que se te permite hacer pese a quien le pese. Por contra, el comportamiento justo atiende a lo que puedes hacer para que tus actos no le pesen a nadie.

MATIZ 05
No es lo mismo un inepto que un inútil. 

El inepto suele ser un tipo apto para una serie de labores que no desarrolla porque ocupa un cargo para el que no se ha preparado. El inútil, por otro lado, no es apto para tarea alguna y en todas ellas fracasa. 

El inepto, que no tiene nada de tonto salvo la cara, suele colocar bajo su mando directo a un grupo reducido de inútiles. A su vez, un poco más abajo en el escalafón, sitúa a un numeroso equipo de personal cualificado y mal remunerado. El objetivo del inepto, con esta táctica, es camuflar sus múltiples incapacidades y apuntarse como tantos propios las soluciones que los útiles dieron a los errores de los inútiles. 

Además, gracias a este método, mantiene la cadena de mando, asegura su liderazgo sobre los inútiles
-que lo adoran pues, pese a sus resultados catastróficos, conservan sus cargos- y, al mismo tiempo, como efecto colateral, el equipo capacitado que observa todo esto desde muy abajo llega a la conclusión lógica de que el inepto debe ser la leche en verso si es capaz de mantenerse en pie con el apoyo de tanto inútil.

Y así nos va y nos irá hasta que los capacitados ocupen el puesto de los ineptos, éstos ocupen los puestos para los que se prepararon y los inútiles comiencen a estudiar el motivo de tanto desastre como generan, amén

MATIZ 06
La gente tiende a creer que los bancos se comportan como la mafia sin percatarse de que los empleados de banca no llevan armas y, aún así, logran sacarte tu dinero para hacer con él lo que les viene en gana.

MATIZ 07
Decía ese rufián que todos conocemos como "El bigotes", en una grabación de los tiempos gurtelianos, que "Mariano Rajoy es un gilipollas y un mierda" (sic).

Ante estas afirmaciones subjetivas, la mayoría de los comentarios que he leído en las redes coinciden en el punto de lamentar que un estafador de esta calaña (como en los tiempos de Franco hay en España profusión de calañas de estafadores) expresara sobre el presidente del país lo que pensamos muchísimos, incluso dentro de su entorno más cercano.

Y es aquí donde debo hacer un apunte y matizar la reacción generalizada:

Que la mafia corruptora organizada de España piense en estos términos de Mariano Rajoy
-que ha llegado a ser presidente del gobierno gracias a las financiaciones ilegales de estas tramas-, no implica que Mariano Rajoy sea bueno porque los malos lo ponen a parir. 

Todo lo contrario.

La cuestión es que también las personas "normales" (así definió nuestro presidente a las personas que están conformes con las medidas que dictan los barones del PP) y las que no somos normales porque estamos radicalmente en contra de todas esas medidas; pensamos lo mismo que los mafiosos sin pertenecer al grupo de los corruptores. En ese conjunto no militamos ni los "normales" ni los no "normales".

De este modo, se amplifica la percepción que tiene la sociedad Española del hombre que la gobierna sin que nada tengan que ver los malos con los buenos y sin que, Don Mariano, se beneficie de ese juicio taurino que es la "división de opiniones". Dicha división no neutraliza, no lo sitúa en medio del bien y del mal.

Como decía un chiste antiguo -que aún se puede contar pese a que se entiende dentro de un espectáculo de maltrato animal legal-, al terminar un torero la faena le preguntaron cómo había ido la cosa y él contestó: "Ha habido división de opiniones, unos se han cagado en mi madre y otros en mi padre".

¡Vamos, que todos de acuerdo pero por distinto motivo! 

Pues eso, Sr. Rajoy, que media España está con "El bigotes" cuando utiliza el término "gilipollas" contra usted y, otra media, también está con el mismo sinvergüenza cuando le llama "mierda" pese a que, afortunadamente, la mayoría de "normales" y no "normales" no pertenecemos al conjunto de los corruptores.

La otra fortuna que tenemos, unos y otros, es que este comentario ha salido de la boca de un tipo que ya está imputado y acusado (aunque no preso) y que, gracias a este factor, podemos parafrasearlo sin temer que la ley mordaza caiga sobre nosotros para multar que pensemos lo que pensamos.

MATIZ 08
Anoche, en un reportaje de promoción de un programa de humor, escuché una frase de mi admiradísimo Faemino, (con el que compartí uno de los viajes más absurdos y divertidos de mi vida y de ahí el superlativo) que me dejó pensando durante un buen rato.

Como no sé si la frase es suya o estaba citando a alguien, no me he atrevido a hacer un meme con ella pero, a mi entender, se lo merece.

Decía así más o menos:

"Ahora hay más cómicos que policías y no sé qué es más peligroso" 

Rajoy, su gobierno y su partido, puede que no sepan tampoco quiénes son más peligrosos pero tienen una idea clara de quiénes hacen más libres a los ciudadanos. De ahí que contra el humor y la crítica, entre otras cosas, aumenten los poderes de la policía.

MATIZ 09
Parecíamos tímidos y, que yo recuerde, la mayoría de las veces huíamos de las cámaras. Salvo la muchachada, que se tomaba el asunto de salir en la tele como algo necesario una vez en la vida, los adultos poníamos las manos delante del objetivo o, incluso, nos cabreábamos con el pobre operador de cámara si veíamos que nos robaba planos para cubrir su reportaje. "A mí no me saques", era la frase natural de gente que no tenía motivo alguno para ocultarse.

Más o menos la cosa era así no hace mucho hasta que, un buen o mal día, todo bicho viviente se hizo con un móvil con cámara y, por otro lado, la web creó esa macro televisión de la chorrada, la información, la desinformación y la genialidad.

Y las costumbres y el pudor dieron un vuelco.

Lo que más cambió cuando se produjo esa confluencia de cámaras y reproductores múltiples, globales, fue el mundo del espectáculo y el entretenimiento. Lo hizo hasta límites insospechados puesto que convirtió el planeta en un inmenso plató sin la necesidad de la macro superficie que hubiese sido necesaria años atrás, cuando Peter Weir planteó una posibilidad similar en "El Show deTruman" (cuidado que no quiero dar ideas a los productores de realitys). Pues bien, como en medio de este inmenso plató estamos todos nosotros y ya no nos podemos esconder, esta nueva concepción logró cambiar también el escrúpulo de la gente, su vergüenza ante los demás, su intimidad incluso, y nos convirtió a todos en actores. El espectáculo se sacaba de la arena y se buscaba en los asientos del coliseo.

Mostrarnos tal y como somos o como nos gustaría ser se ha convertido en el deporte por excelencia. Al principio había cierta intención de llegar a ser "virales", hacernos famosos en plan la chica de "la he liado parda" o el cocinero aquel que inventó la cocina desastre o el "Contigo no bicho" de mi amigo Carlos; pero ahora la gente sube su imagen a youtube o Facebook aunque se esté sacando un moco o depilando una axila -en el peor de los casos- o -en el mejor-, si lo que está ocurriendo ante sus ojos cree que merece la pena que alguien lo vea, aunque sean cuatro gatos o su prima del pueblo. Ha dejado de tener tanta importancia el share o el número de visitas y la ha cobrado la conversación on-line con cientos de personas (desconocidas en muchos casos) que origina la imagen subida: el tema de la conversación. 

Las redes sociales lo han hecho posible.

Pero, ante todo, se acabó la vergüenza. Nos sentimos bien mostrando las cosas que somos capaces de hacer; nos divertimos mostrando cómo nos divertimos o, mejor dicho, cómo vivimos. Sin darnos cuenta, entre tanto vídeo de gatito, burrada en la oficina, protesta laboral, publicidad, programas, trompazos, declaraciones, documentos perdidos que alguien rescata y críticas al gobierno, al chorizo y al banquero de turno; nos estamos haciendo el selfie más completo que se pueda hacer, y no son nuestras caras las que salen en la foto (que también), es nuestra psique.

Así, a tiro fácil, sin ser psicólogo ni psicoanalista, mirando esta actitud y meditando sobre ella, soy capaz de diagnosticar que en esta sociedad lo que más nos gusta es el circo pero (aún sin saberlo ni reconocerlo) lo que siempre nos apetece es el destape. Si se nos da una oportunidad, nos desnudamos, nos mostramos a cachete limpio y perdemos los complejos como quien se quita piedras del riñón. Y ese mostrarnos en cueros logrará que, en poco tiempo, dejemos de mirar, alucinados, los sucesos comunes que no tienen importancia aparezcan culos, penes, tetas o jackass. En esto de las novedades y las aperturas siempre aparecen espíritus con las caras de Ozores, Esteso y Pajares y, tras ellos, aparece esa maravilla que es la normalidad de sentirse libre para hacer y decir lo que uno desee y piense.

Eso sí, en lo que toca a España, este efecto volverá a ocurrirnos siempre y cuando seamos capaces de quitarnos la mordaza. Que ese otro destape hay que exigirlo a gritos.

MATIZ 10
Todos/as la hemos visto y nos hemos horrorizado con ella.
 
La foto de Aylan no es sólo la foto de una tragedia, de otro ahogamiento africano, de otro ébola, de otra hambruna, de otra guerra en continentes que arrasamos, de otro oriente que "pacificamos", de otro muro que reconstruimos, de otra política permisiva con los excesos de unos pocos y crítica con las carencias de la mayoría.

No.

La foto del niño Aylan contiene dos imágenes. Es nuestra foto, la de este otro planeta nuestro, la de este complejo hotelero de primera línea de playa -si lo pensamos el primer mundo no es otra cosa- con vistas a un mar que nos da este "chapuzón" de realidad mientras luchamos para que nada ni nadie nos fastidie las vacaciones.

La imagen terrible es de Aylan, la imagen vergonzante es la nuestra.





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